
La percepción más allá de los sentidos.
“Las cosas más importantes en la vida, no son cosas”
En ocasiones, nos percatamos que la realidad más representativa de nuestra existencia es precisamente aquella que no podemos percibir a través de los sentidos físicos, ni de los receptores sensoriales que se dispersan en nuestro organismo.
Si profundizamos, observamos que los órganos encargados de posibilitarnos esa percepción, como pueden ser los oídos, el centro termorregulador, los ojos… tampoco son los que permiten acercarnos a esa realidad que percibimos como más representativa de nuestra experiencia de vida.
En esas ocasiones, por tanto, nos sentimos más en armonía con una forma de percibir -de sentir- que va más allá de la experiencia meramente física.
Si nos fijamos, esas ocasiones recurrentes, tienen que ver con momentos que aportan un nuevo valor, o un significado mayor al que aporta la experiencia física.
En cierta forma, podemos decir que, gracias a conectar con una percepción extrasensorial, encontramos respuestas, motivaciones, capacidades a las cuales decidimos poner atención…
También deshacemos atascos que antes nos parecían dificultades, o encontramos la razón por la cual estamos atascados, y así nos centramos de una forma más certera en la resolución de situaciones que podemos mejorar en nuestro día a día.
Y como factor común a todo ello, tenemos la certeza de que, en la percepción física y corporal, no hemos experimentado ningún tipo de cambio, sabemos que, de alguna forma, nos hemos inspirado gracias a algún acontecimiento no sensorial que reconocemos como catalizador del cambio perceptivo.
Muchas veces, identificamos estas experiencias como “crecimiento personal” puesto que lo percibimos como un factor de cambio interno, como un momento en el que experimentamos una evolución que nos catapulta hacia una mejor versión de nosotros mismos.
La generación de materia a través del quantum, el previo a la física Newtoniana
“El organismo humano es una máquina perfecta”
La ciencia cuántica explica, entre otras cosas, las relaciones y movimientos que se dan entre las partículas que conforman los átomos.
Esta denominación de “ciencia cuántica”, se debe a la observación y estudio del quantum -cuanto- que es la partícula y unidad indivisible más pequeña que podemos encontrar, que podemos analizar.
A partir de la generación de la partícula, se encadena la generación de la materia.
Los físicos, científicos y teorizadores, han conseguido explicar que la composición de los diferentes cuerpos y materiales, se determina por la naturaleza de los átomos y moléculas de cada compuesto.
También se ha llegado a explicar cómo conseguir diferentes mezclas, aleaciones, y creación de nuevos materiales.
Describir al detalle el hecho que una serie de cambios en las estructuras moleculares tienen una correspondencia con la generación de materia, es bastante complejo, pero podemos entender las transiciones a través de un órgano físico.
Si nos referimos, por ejemplo, al cuerpo humano, la física y la biología explican las relaciones entre los cuantos -esas partículas indivisibles que forman átomos- los cuales a su vez forman moléculas, las cuales generan las macromoléculas, y así paulatinamente se van organizando unidades más complejas de materia, que acaban desarrollando un tejido, el cual forma parte de un órgano, con una funcionalidad concreta en el organismo.
A esta forma de entender la realidad de la materia le llamamos causación ascendente, a partir de la cual, explicamos la formación de la materia, a partir de la visión de las unidades más pequeñas y microscópicas, hacia las unidades más grandes y palpables.

La ciencia cuántica y la calibración de la información del medio, el campo, el ambiente
“El 99,9% de la materia, es vacío”
Si la materia solamente tiene un 0,01% de “materia”, entonces, por lógica, la diferencia entre lo que percibimos como materia -como sólido- y lo que percibimos como no materia, no es tan grande, ¿estamos de acuerdo? O, ¿contradecimos a la labor de los investigadores al microscopio?
La ciencia cuántica a través del análisis el comportamiento de los cuantos, llega a la conclusión que, en realidad, toda la existencia participa de un espacio continuo -el medio o el campo- en el que la interacción entre las partículas subatómicas, es la que genera el desarrollo de una u otra forma de materia.
Dicho de otra forma, el 99,9% del “vacío” es vacío estructural, pero es el responsable de aportar una información concreta que influye en el movimiento de las partículas subatómicas, y que, por tanto, interviene en la generación de uno u otro tipo de materia.
Esto viene determinado por la Teoría de los campos unificados que sugiere que las partículas subatómicas interactúan a través de campos que se entrelazan y se influyen mutuamente, creando un continuo de interacción energética.
De toda esta explicación, se desprende que coexistimos en un campo cuántico. Este campo es una especie de «mar» de energía que existe en todo el universo.
Esta concepción de continuo energético es la que nos lleva a una dualidad básica en la física cuántica: El quantum puede coexistir como onda y como partícula al mismo tiempo.
Así, en ese océano, conviven infinidad de ondas electromagnéticas que tienen influencia en el ambiente, tanto la información de las ondas wifi del router, como la de los colores que el cerebro decodifica a partir de los receptores sensoriales y órganos de la visión, por poner dos ejemplos.
Y todas interactúan entre ellas, todas generan e intercambian información en ese ambiente global.
Toda esa coexistencia energética se da en formato onda, y, en el momento en que se colapsa -se observa, se experimenta- esa energía, se materializa el formato partícula, de esta forma se genera la materia en la forma en que hemos explicado en la Causación ascendente.
La ciencia cuántica y la calibración de la capacidad de intervención humana
“El Mentalismo es la capacidad de usar la mente, no sólo el cerebro”
¿Y qué tipo de experiencias interactúan con este mar de energía?
¿Cuáles generan ondas equivalentes a las ondas que acaban formando las estructuras materiales?
¿Podemos incluir nuestro pensamiento, nuestras emociones, nuestras pulsiones (…) en un listado de experiencias que interactúan con las ondas responsables de la creación de estructuras “materiales”?
La respuesta es que sí, de hecho, no olvidemos que siguen formando parte de ese 99,9% de vacío…. al mismo nivel.
Damos por supuesto que hay unas ondas receptoras de la señal que emite un teléfono que ha decodificado un texto escrito a través de una pantalla táctil y que recibimos en otro teléfono de vuelve a codificar ese mismo texto gracias a la información proveniente de esas ondas, ¿verdad?
Pues resulta que esas ondas han interactuado con el entorno en que nos movemos, han generado cambios en las estructuras subatómicas y se han materializado (exacto, de materia) en una recepción EXACTA de lo escrito, justo en otro teléfono que ha realizado el proceso inverso.
– De hecho, cuando tenemos conflicto de opiniones, solemos recurrir a la pantalla del chat para demostrar que esa interacción se ha realizado de forma absolutamente sincrónica, y… ¡en ambas pantallas figura el mismo texto! –
Pues bien, con tus pensamientos, tus emociones, tus sentires, tus alegrías, tus frustraciones… pasa exactamente lo mismo.
Esas experiencias generan un campo de información en forma de onda al mismo nivel que la señal “G” de turno, e interactúan con el entorno, incidiendo y colaborando de forma más o menos directa con todo el resto de ondas que “circulan en el ambiente”.
Sí, con tu wifi también… y con la señal de TV, y con la frecuencia modulada de la radio de tu coche, aunque la escuches por “datos móviles”.
Tu mente (que no está dentro de tu cerebro, pero esto ya lo trataremos más adelante) interacciona al mismo nivel que tu piel, el algodón orgánico de tu camisa, y el microondas.
Está comprobado a través de mil experimentos y estudios físicos… aquí podemos identificar esa idea que hemos escuchado mil veces de “a ver si va a ser verdad que aquel chamán que me encontré en aquel viaje tenía razón…”
La Causación Descendente, el papel de la conciencia
“Somos lo que pensamos, sentimos y experimentamos, más que lo que hacemos”
La física cuántica, sugiere que existe un principio creador universal de todo el movimiento energético cósmico, una consciencia universal inicial, a partir de la cual se articula el orden de la creación.
Desde ese estado más sutil, se van generando, diferentes capas de existencia energética determinadas por las ondas y el vacío entre las estructuras que antes hemos mencionado.
Pues bien, a un nivel cosmológico, el ser humano representa un fractal (una realidad a escala -energéticamente hablando- de la inmensidad del universo).
Desde esa escala, la propia consciencia*1 humana se convierte en el principio de creación de la propia realidad.
Estas interacciones se han explicado previamente en filosofías, teorías metafísicas, religiones, o prácticas con categoría de “espiritualidad” como pueden ser la meditación, Yoga, el mindfulness…
La conclusión es clara: el trabajo, atención y cultivo de la propia consciencia, nos permitirá acercarnos a esa parte sutil, no material, que es el lugar desde el cual se generan las experiencias en el mundo físico, material.
Cuanto más capaces, hábiles, diligentes, seamos en la profundización de nuestra consciencia individual, más nos alinearemos de forma armónica con esa consciencia universal, es tan sencillo como complejo al mismo tiempo.
Así, la pauta genérica -que la investigación científica y filosófica sugiere- es la de cultivar nuestra conexión individual, profundizar en ella, dedicarle atención.
De esta forma, podemos alinear los diferentes planos en los que operamos, el material, el mental, pero también el emocional, el energético… y conectamos de la forma más estrecha y más efectiva la consciencia universal.
La decisión de hacerlo o no, es individual, y una vez decidido, el cómo hacerlo dependerá de nuestros gustos, aptitudes, sensibilidades… de todos esos factores que nos hace singulares a pesar de estar interconectados con el todo cosmológico.
Elevar nuestra consciencia, supone acercarnos de forma más estrecha al reino cuántico, al reino de las infinitas posibilidades, y sí, es una capacidad que viene de serie con nosotros.

*1 Consciencia y Conciencia. Dependiendo de los autores, se considera Consciencia a la única realidad existente, o a la fuente de creación de todo ser, y conciencia a la experimentación individual, incluyendo también al pensamiento, emoción…
Así lo explica Raimon Samsó, en el libro “El Código de manifestación”
En este caso, consideramos la Consciencia a nivel Universal, y la Consciencia a nivel Individual como una manifestación a partir de la fractalidad humana.
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