La Observación Cuántica de los Arquetipos Universales

Una ilustración hiperrealista que muestra la conexión entre espiritualidad y mecánica cuántica. En la base, un paisaje natural con un río cristalino, árboles frondosos y terreno rocoso representa el mundo físico. Capas ascendentes de luz translúcida y patrones energéticos simbolizan dimensiones superiores, mientras el cielo se transforma en un espacio cósmico realista lleno de estrellas, nebulosas y corrientes de energía interconectadas. La imagen evoca una transición armónica del plano terrenal al espiritual.

Seguimos en la serie de artículos dedicados a la divulgación de conceptos de la mecánica cuántica y su relación con la espiritualidad.

En el primer escrito hicimos una introducción a la visión general que puede aportar el Paradigma Cuántico, y seguimos en el siguiente exponiendo la Conciencia Universal como base de la existencia cósmica. En ese caso explicamos cómo esa máxima frecuencia vibratoria se convierte en la causa de todas las causas, y por tanto de todos los efectos que experimentamos.

A partir de aquí, es importante reflejar la idea que la ciencia cuántica expone sobre la existencia de diferentes planos de experiencia, diferentes dimensiones que, de forma conjunta, conforman el total de nuestra realidad.

Estas dimensiones, se ordenan, entre otros factores por la frecuencia vibratoria de las partículas subatómicas que forman parte del todo, esa red infinita de comunicación energética en el universo.

Para explicar los Arquetipos Universales, tenemos presente esta idea de multidimensionalidad.

Las frecuencias vibratorias de las que participan los arquetipos relacionados con el amor, la compasión o la empatía, por poner ejemplos, se sitúan en un plano al cual tenemos acceso (esta es la buena noticia) para poder experimentar a través de ellos en nuestro día a día como seres humanos. Accedemos a ellos cuando conectamos con esas frecuencias a través de nuestras experiencias de vida.

Al mismo tiempo, es importante recordar el principio de Causación Descendente.

Este principio permite entender que los fenómenos se crean (se causan) desde lo más sutil a lo más denso, desde la frecuencia vibratoria entre las partículas de los átomos más elevada a las frecuencias vibratorias más bajas.

Grafismo explicando la capacidad creadora a partir del Principio de Causación Descendente

En este escrito y en los sucesivos abordaremos diferentes fenómenos relacionados con nuestra experiencia de vida según una hipotética visión de gradación vibratoria de las experiencias. Podemos hacer un paralelismo con la escala de frecuencias vibratorias que estableció del Dr. David J. Hawkins. En ellas se genera una aproximación sobre la frecuencia que generan diferentes experiencias humanas que vamos acuñando en nuestra vida.

Escala vibracional según conciencia y emociones. Tomado de varias fuentes, por David J. Hawkins

Con ambas concepciones explicadas a través de los gráficos, podemos llegar a la conclusión de que tenemos mayor capacidad de creación conforme iniciamos nuestra experiencia desde la escala más sutil y elevada, hacia la escala más densa y material.

Evidentemente, la coherencia entre lo que generamos desde la visualización sutil, y lo que materializamos en nuestras acciones físicas, es el factor que nos permite acercar al máximo ambos extremos.

Aproximación al concepto de Arquetipo Universal.

Los arquetipos universales son modelos de comportamiento y patrones de pensamiento presentes en todas las culturas y sociedades humanas. Estos arquetipos son conceptos colectivos y atemporales que se manifiestan a lo largo de la historia y en diferentes contextos. Fueron explicados por Platón y revisados y popularizados por el psicólogo Carl Jung, quien los describió como imágenes primordiales y símbolos compartidos por la humanidad.

Nos referimos a aquellos conceptos que experimentamos en nuestra vida humana como “valores”, siguiendo los ejemplos anteriores: el amor, la compasión, empatía…

También podemos identificar aquellos instintos naturales de protección a un bebé, ayuda a alguien en peligro…

En el marco de la física cuántica, los arquetipos universales pueden entenderse como patrones de energía y conciencia que existen en el campo cuántico, que es la base subyacente de toda realidad. Estos arquetipos no son entidades fijas, sino frecuencias vibratorias y estados de información potencial que se manifiestan en la realidad física a través de la observación y la interacción consciente.

A través de nuestras experiencias humanas, de la vivencia de situaciones y de nuestras propias acciones, accedemos a esta dimensión elevada.

Establecemos un puente, una relación con esas frecuencias a través de conectar con esas experiencias en nuestro día a día.

De esta forma el Arquetipo universal sería aquella frecuencia vibracional, que a través de la experiencia humana nos permite conectar con el más alto nivel de sutilidad.

Podríamos decir también que los arquetipos son equivalentes a los valores que queremos transmitir en nuestra experiencia externa.

El Inconsciente Colectivo.

Tal y como explicaba el propio Carl Jung podemos decir que estos arquetipos forman parte del inconsciente colectivo.

Entendemos este Inconsciente colectivo como aquel fenómeno que se encuentra más allá de la acción consciente humana y que al mismo tiempo es común a esa misma experiencia humana de forma general.

En ese Inconsciente Colectivo se imprimen ideas sobre lo que es bueno o malo y otros aspectos de carácter universal como pueden ser los ejemplos a que nos hemos referido: la belleza, el amor, la compasión, el cuidado a un bebé…

También es cierto que se imprimen otra tipología de experiencias cercanas al miedo, a la ansiedad, a la ira… pero ya hemos explicado que, por coherencia con la vibración, no podemos tomar de referencia esas vibraciones como elementos en que se base nuestro principio creativo.

Volviendo al Arquetipo de “alta calidad” podemos decir que, sin ningún tipo de distinción de edad, edad, raza, época o sociedad, conectamos con una parte del Campo Unificado que contiene la información arquetípica.

Desde la perspectiva de la física cuántica lo entendemos como una red interconectada de energía e información que abarca todas las mentes humanas.

Así, la mejor labor que podemos realizar es traer a la experiencia consciente todo lo que los arquetipos universales nos aportan, independientemente que estén alojados en un campo de acción inconsciente.

Esta labor de poner consciencia nos resultará útil tanto para nuestro bienestar individual, como para la contribución a nuestro entorno.

Como ya hemos explicado, a través de nuestras experiencias, podemos enlazarnos a ese “subcampo arquetípico” y cuando experimentamos estos arquetipos, estamos elevando una parte de nuestra energía a una capa realmente sutil.

Tomando una interpretación de Goswami, podemos explicar que a través de una experiencia interior -la conexión con un arquetipo de bondad- proporcionamos un contexto idóneo para pensamientos y sentimientos nobles y creativos.

De hecho, para nuestros más elevados pensamientos y nuestros más nobles sentimientos.

La conexión con el arquetipo

Estamos acostumbrados a lidiar con nuestros pensamientos, emociones, sensitividades y sentimientos de una forma interna, podríamos decir que desde una experiencia individual.

En el momento que “traemos” a la consciencia una experiencia de estas características establecemos un puente entre nuestro flujo energético individual y el “campo arquetípico”.

Generamos una coherencia cuántica vital entre nuestra energía individual y esta tipología de fenómenos, y así trasladamos el fenómeno hacia lo colectivo, lo compartimos.

Accedemos a través de nuestra experiencia individual, a ese espacio que es universal y colectivo y que carece de limitaciones, puesto que como humanos venimos de serie preparados para acceder a ese campo, que es supramental. Vamos más allá de nuestra parte mental individual.

Nos enlazamos con una parte del campo unificado que tiene sus propios flujos energéticos, tal y como hemos explicado, y experimentamos desde ahí esa interacción energética.

Y la recibimos en el pensamiento, en la emoción y en la sensación corpórea, elevando nuestra frecuencia vibracional y participando de una experiencia sutil, sublimada.

Ahí nos permitimos acceder a nuestros pensamientos más puros, limpios, elevados, nobles… y desde ahí, por el principio de causación descendente, tenemos mayor capacidad de crear y moldear nuestras experiencias.

Conclusiones Prácticas

A modo de resumen, restando teorización y tecnicismos, la ciencia cuántica a través de sus estudios y conclusiones, aporta validez a las siguientes ideas:

  • Los arquetipos universales son espacios de interacción energética que interaccionan en una frecuencia energética elevada dentro del campo unificado.
  • Como humanos, tenemos la capacidad de conectar con esas frecuencias, independientemente de edad, raza, sexo, estado o momento vital.
  • La conexión con esas frecuencias se puede realizar de forma consciente o inconsciente, en cualquier caso, identificar cómo se manifiesta esa frecuencia en nuestra experiencia, cómo se expresa, cómo se siente y cómo la recordamos, nos permite darle mayor solidez.
  • En nuestra actividad diaria, tenemos múltiples oportunidades de conectar con esa dimensión.
    • Conectar de forma consciente nos amplifica capacidades creativas y creadoras.
    • Conectar de forma inconsciente nos eleva aunque esa noble intención se puede diluir, ya que no tiene el sustento que le da la conciencia.
    • No hacerlo nos deja en un estado basal de vibración, no quiere decir que sea malo, pero puesto a experimentar, porqué no hacerlo desde nuestra mejor versión.

Al conectar con esa frecuencias se nos amplifican diferentes oportunidades.

  • Por un lado, tenemos acceso a nuestra versión más elevada, participamos de la visualización, actitud, intención, emoción y acción a la que podemos llegar en cada momento. (Ojo, no estamos diciendo que siempre lleguemos al estado máximo, si no que nos permitimos experimentar desde nuestro estado óptimo en cada momento presente).

Esta práctica, permite recibir y registrar nuestras experiencias, como mínimo, desde un estado de mayor optimismo.

  • Por otro, tenemos acceso a una mayor capacidad de moldear nuestra vida, puesto que al actuar iniciando desde lo sutil, por principios cuánticos, las posibilidades de materialización en lo físico se multiplican.

Aquí reside nuestra elección, somos libres de tomar cualquiera de los caminos.